PROCRASTINAR

¡Vaya palabreja! Procrastinar se refiere a dejar para luego, a aplazar alguna cosa que tenemos que hacer y sustituirlo por cualquier otra cosa: hacer otras tareas menos importantes, ver la televisión, conectarnos a internet,  etc. Es decir, a dejar para mañana lo que puedo hacer hoy.

Todas las personas en algún momento dejamos para después cosas que son prioritarias, porque “no tengo tiempo”, porque “necesito organizarme”, porque “ya sé que no soy capaz de cumplir”, porque “tengo miedo a no saber hacerlo”, porque “tengo que hacerlo perfecto”porque “tengo más cosas que hacer”, y encima luego nos sentimos culpables por no hacerlo. Si observas casi todas tienen un trasfondo que nos conecta con el miedo.

Las cosas más importantes, aunque no sean urgentes, las vamos dejando aplazadas y sus consecuencias pueden afectarnos más de lo que pensamos, y casi siempre es porque  el “beneficio”de estas tareas no lo obtenemos inmediatamente.

Pero también la procrastinación nos afecta en cosas más cotidianas, imagina una situación en la que una amiga ha sido abuela, piensas en llamarla para felicitarla pero lo dejas para luego. De vez en cuando te viene a la cabeza que tienes que llamar aunque aplazas el tema. Al cabo de unos meses te parece fuera de lugar esa llamada y te sientes mal por no haberla hecho. Eso es procrastinar.

Otra situación bastante habitual es el tema del papeleo de casa. No es urgente, así que ya lo haré. Y se amontonan. ¿Qué pasa si en lugar de estar ordenados o archivados están todos en un cajón?, pues no pasa nada aparentemente, pero cada vez que buscamos algo, o llega la fecha de la Declaración de la Renta, no encontramos lo que necesitamos y los nervios, la sensación de desorden y caos, la culpabilidad y lo que pensamos de nosotras mismas no es agradable. Esos es procrastinar.

Y así un montón de situaciones cotidianas que nos ayudarían a hacer más satisfactorio el día a día y que, como vamos dejando,  aunque las aguantamos y nos habituamos a ellas, nos incomodan. Luego están las verdaderamente importantes que influyen en nuestra vida, las que realmente son trascendentales aunque no inmediatas, y que su recompensa es a medio y largo plazo. Ejemplo de estas últimas son las que tienen que ver con nuestra salud y bienestar como es el ejercicio, una dieta saludable, el descanso;  las que tienen que ver con nuestro desarrollo personal; las que tienen que ver con nuestros objetivos y proyectos, etc.

Hay estudios que nos hablan de reglas para superar este hábito de la procrastinación. Te cuento lo que a mí me está dando resultado:

1) Reflexionar sobre las excusas que me pongo para no hacer algo importante. Te pongo algunas de las que pienso: no sé si podré acabarlo, debería tener tiempo para hacerlo perfecto, igual no sé hacerlo bien, mañana empiezo, yo trabajo mejor bajo presión, hay tiempo, también necesito descansar.

Conocerlas y analizarlas me da la posibilidad de preparar una respuesta adecuada para cada excusa. Y si tienen que ver con el miedo, como casi siempre, lo acepto y lo afronto dando un primer paso.

2) He cambiado la palabra TENGO por ME GUSTARÍA. Fíjate la diferencia que hay entre “tengo que archivar los papeles del banco” y “me gustaría archivar los papeles del banco”, la primera frase denota peso, obligación y la segunda es algo que me proporcionará satisfacción una vez realizado.

3) Llevo una planificación de las tareas importantes y no prescindibles, suelo marcar pequeñas metas en la agenda o calendario para poder llegar al objetivo final.

Me resulta fácil comprobar y ver la planificación porque tengo  hojas-agenda de la semana y el mes en varios sitios, como la puerta del armario de mi habitación (ya sé que no queda bien, pero me sirve) y en el lugar donde trabajo, además de las distintas agendas (bolso, ordenador, sobremesa). En alguna ocasión y para cerrar el círculo he llegado a ponerme una alarma en el móvil como recordatorio. La visión de mis “agendas” me relaciona con mis objetivos.

Por supuesto para semejante despliegue tengo que dedicar tiempo y he establecido ese momento de calma chicha que tiene el domingo antes de cenar y de preparar las cosas para el lunes.

Guardo las hojas y voy tachando lo que consigo, y me produce una gran satisfacción, así que me felicito y hasta me regalo algo.

4) Existe el derecho a descansar, está claro, pero no necesito una sentada delante de la televisión viendo un sinfín de programas sin sentido. Puedo ver una película, un noticiero, un concurso, pero no puedo estar toda la tarde pasando de programa en programa

5) Yo estoy mucho más productiva por la mañana, así que madrugo y aprovecho esas horas mucho mejor. Luego me duermo antes por la noche, pero también descanso mejor. Cada una tiene que averiguar cuál es su horario.

6) Marco en mi agenda en qué momento miraré el correo y los whatsapp, para que no me ocupen más tiempo del necesario. Este es un gran ladrón de mi tiempo, así que soy muy estricta en su seguimiento. Cuando navego por internet también me pongo unos límites, sólo la información que necesito y anoto lo que me va pareciendo interesante para mirarlo más adelante. ¡Me acabo de dar cuenta que procrastino lo que me distrae de lo importante!

7) Más o menos se cuando duran las tareas diarias y cotidianas. Esto me facilita mucho encontrar un hueco y llevarlas a cabo, sin pereza.

8) Si algo ocupa menos de dos minutos, lo hago inmediatamente, como dice David Allen en su método de productividad personal.

Hasta aquí es lo que voy haciendo y me da resultado. No te puedo decir que sea fácil, en algún momento he de hacer un pensamiento para no dejar para mañana lo que pueda hacer hoy

Espero que te sirva y si quieres compartir tu opinión o tu método será muy bienvenido.

Feliz semana!!!!!!

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