PASAR A LA ACCIÓN
Ha llegado el momento de ponerse en marcha. Hay que pasar a la acción. Ya no tienes excusas porque la planificación está hecha. Sabes lo que quieres. Hay que lograr los objetivos.
Conoces tu sueño y también tu misión. La semana pasada establecimos los objetivos o metas y los has subdivididos para que sean más fácil de conseguir y así poder reconocer el éxito en cada pequeño logro. También has creado una estrategia para cada uno de ellos. Ahora es el momento de pasar a la acción, de comenzar a trabajar para lograrlos.
“Un viaje de mil millas comienza con el primer paso” Lao-tsé
Cualquier maratón o carrera tiene un primer paso, sin él no se podría realizar, no se cruzaría la línea de salida. Entonces tienes que pensar en dar ese primer paso, pasar a la acción. Todo el trabajo hecho hasta ahora te lo facilita. Ya has determinado cual es ese primer paso, lo tienes escrito, por lo tanto sólo hay que darlo.
Siguiendo el ejemplo del post anterior donde el objetivo final era “escribir un libro” y uno de los subobjetivos era “asistir a un curso de escritura dos veces por semana”, el primer paso es buscar en internet la información donde se imparten cursos de escritura en tu zona de residencia.
Oh!!!! Primer paso dado, ya estás en marcha, has pasado a la acción, y te das cuenta que no ha sido tan difícil. Me dirás que hay metas más complicadas, que ésta era sencilla. Pues es verdad, algunas te costarán más que otras, aunque para eso estás tú, para animarte y jalearte durante el trayecto, porque la meta es muy atractiva, piensa que vas hacia tu sueño.
Te puedes preguntar ¿Y si veo muy lejano ese sueño? Si está muy lejos claro que te puedes desanimar pero para eso has establecido una estrategia de metas más asequibles, que una vez alcanzadas, te permite darte pequeñas recompensas o grandes satisfacciones, y esos éxitos serán un punto de motivación a lo largo del camino.
Celebra esos pequeños éxitos, felicitaté. Tú decides cómo te vas a premiar cada vez que consigas una meta: una hora en tu agenda para poder leer, un masaje, un paseo por la montaña, un libro o un desayuno. Es importante que valores lo que has hecho, lo conseguido, porque es un paso hacia tu sueño.
La paciencia y la perseverancia son imprescindibles. Hay que ser constantes y conseguir que cada obstáculo te aporte motivación y fortaleza. También es esencial que disfrutes cada momento, no esperes a llegar al final del proyecto, vive los pasos intermedios. En este viaje también es agradable ir observando el paisaje, los pueblos que pasan a través de la ventana, las personas que comparten vagón, etc.
Por supuesto que pueden invadirnos el desánimo y la desmotivación y hay que aceptarlo, pero no recrearnos en ello, hay que seguir. Los pensamientos propios nos juegan malas pasadas muchas veces: ¿Para qué tanto esfuerzo? ¿Vale la pena? ¡Tampoco estoy tan mal! Acéptalos, da las gracias porque a su manera pretenden ayudarte, pero despídete de ellos amablemente y continúa tu camino, vuelve a leer tu sueño, tu misión y anímate de nuevo, disfrutando de cada momento.
Ten una libreta a mano, pon un título de desastre total y cuando te asalten esos pensamientos: escríbelos, de forma exagerada, muy dramática. Ese es el tiempo que vas a darte para tus lamentos. Una vez escritos despídete de ellos hasta la próxima y continúa con tu vida. Cuando los vuelvas a leer te parecerán demasiado dramáticos e incluso cómicos. Fíjate que de alguna manera ya pasas a la acción con este gesto.
Has de evaluar lo que consigues, los pasos que has llevado a cabo, eso te da información sobre lo que has logrado y sobre los cambios que tienes que hacer en la estrategia para adaptarla mejor. Es interesante conocer y ser consciente de las dificultades encontradas en ti para buscar como minimizarlas y aprender a superarlas.
Pasa a la acción y muchos ánimos para seguir. Si flaqueas, si no sabes cómo continuar, si estás en ese momento de “¿qué hago yo aquí? Coméntamelo, te apoyaré, estaré a tu lado para acompañarte y para animarte.
Feliz semana.
