¿Admiras a las personas que hacen una cosa cada vez? ¿Que siempre saben donde guardan las cosas? ¿Que tienen tiempo para todo? Yo también y, en la mayoría de los casos, podríamos definirlas como personas organizadas.
Así que cuando pensé en emprender nuevos proyectos, tuve que plantearme adoptar algunas habilidades, entre ellas, la organización. Decidí que no podía seguir perdiendo mi tiempo buscando cosas que nunca encontraba, que sabía que las tenía pero no recordaba dónde. Y es que la desorganización me limitaba y no me permitía avanzar.
¿Pero en qué consiste esta habilidad? ¿Cómo podemos volvernos más organizadas?
Cualquier actividad, sea de nuestra vida personal o profesional, necesita organización. Lo contrario nos impediría llegar a los objetivos propuestos. Es condición imprescindible para lograr el éxito y que nuestros pasos sean efectivos y satisfactorios, con mucho menos esfuerzo
Claro que adquirir un hábito siempre requiere trabajo y paciencia, doy fe. Al principio haremos las cosas de forma consciente lo que implica esfuerzo, luego será algo que haremos “sin pensar” y resultará mucho más fácil. No se trata de poner las cosas en su sitio, es decir, de ser ordenada, se trata de hacer un cambio desde dentro: marcando objetivos y determinando prioridades, tanto en nuestro estilo de vida como en nuestro entorno físico.
Fíjate que una persona organizada es a la vez ordenada, pero una persona ordenada puede no ser organizada. La ventaja de la primera es que va a poder encontrar, intercambiar y evaluar elementos con rapidez, sin embargo, la segunda puede tener todo ordenado pero si no ha seguido un criterio para ordenar no podrá encontrar nada. Imagina una biblioteca que ordenara los libros por colores o tamaños…
Te comento sobre mi experiencia en este tema:
– Llevar una agenda con todas las tareas que tengo que realizar durante el día. En este punto hay que ser realista y no pensar que tenemos superpoderes. Es bueno marcar la prioridad de las tareas. La ventaja es que sabemos en cada momento lo que tenemos que hacer y no perdemos tiempo. Por la noche anoto las tareas del día siguiente, me cuesta menos, y así cuando comienzo mi día ya sé que debo hacer. Al principio me retaba cada día para cumplir con los horarios, ahora es algo más natural y lo hago “sin pensar”
– Establecer listas de tareas para hacer a una semana, a un mes y a un año visto. Esto ayuda a organizarse y ver las prioridades, además permite revisar los pendientes.
Sólo con este par de cosas ya verás el cambio que logras. En próximos boletines seguiremos hablando del tema y te daré pequeños trucos.