VIVIR EL MOMENTO
Durante estos últimos días he estado en una aldea del Bierzo, una zona del norte de España que me transporta hacia dentro, donde si miras el paisaje que te rodea no tienes más remedio que vivir el momento, donde tienes que estar presente.
Y quiero reflexionar sobre ese punto: ¿Vivir el momento es olvidarte del pasado o no pensar en el futuro?
Estoy segura de que no. El pasado forma parte de nosotras, si accedemos a él podemos evocar las experiencias y los aprendizajes que nos ha aportado para no volver a cometer los mismos errores o para darnos cuenta que poseemos grandes recursos, que nos ayudarán con nuestros miedos. Nuestro carácter y nuestra esencia, en parte, se han ido conformando en base a él. Lo que no tenemos que hacer es anclarnos en el pasado.
El futuro es ese lugar al que llegaremos con nuestros objetivos cumplidos, que nos marca el camino para conseguir nuestras metas. Es como saber que si cogemos un avión aterrizaremos en una ciudad que tenemos que descubrir. Como si fuera el Norte que nos marca la brújula. No podemos idealizarlo pensando que es mejor que el presente y que todo cambiará cuando llegue, porque, en la mayoría de los casos, puede decepcionarnos.
Hablando con una mujer del lugar sobre este tema, que, por cierto, ella vive en toda su extensión, he podido llegar a los siguientes puntos:
Viviendo el momento o estando en el presente tienes que tomar decisiones aunque asumiendo que lo que tenga que pasar, pasará. Hay que actuar. Ya sé que me dirás que eso es muy relativo, porque ahora voy y me endeudo con la tarjeta de crédito y luego ya veremos qué pasa si el Banco no la puede cobrar.
No me refería a ese tipo de cosas, más bien a esas otras en las que permanentemente dudamos y hacen que no tomemos decisiones por el que pasará, por el que dirán, porque igual no son correctas, porque sentimos miedo, y entonces perdemos el momento presente. Fíjate el caso de Pepeta Pla que subí a Facebook, cuando llegó el momento tomó la decisión y siguió su sueño.
Para vivir el momento también tenemos que aprender, dejar atrás la ansiedad que nos produce el futuro y el remordimiento o las culpas que nos hayamos creado en el pasado, aunque no es fácil, por eso hay que hacerlo poco a poco. Es como introducir hábitos nuevos o cambiar alguno que ya tenemos instalado. Es asumir que nuestro presente está formado por el momento actual y también por nuestro pasado y nuestro futuro.
Para vivir el momento debemos volver a utilizar los sentidos para darnos cuenta de que estamos en el presente: sentir nuestro cuerpo. Fíjate lo impacientes que nos ponemos en una espera, sin pensar que es un buen momento para ser conscientes de nuestro cuerpo, de cómo nos sentimos, de lo que nos rodea, de las personas que también esperan.
Y por último en el día de hoy para poder vivir el momento y no permanecer en el pasado o esperar un futuro mágico deberíamos rodearnos de personas que conecten con el presente y que no nos sumerjan en el pasado o nos boicoteen nuestros planes de futuro.
Como veis surgen muchos temas sobre los que ahondar un poco más: los miedos, la culpa o el remordimiento, marcarse metas, las personas tóxicas, etc.
Como siempre os invito a comentar sobre el tema.
Feliz semana
A veces, cuando el momento es malo se me hace difícil no acudir al pasado o al futuro y al retomarlo no tengo valor si es desde la aceptación o desde la resignación
Hola Guadalupe,
Puedes volver al pasado para recordar alguna situación difícil que ya viviste y ver que recursos empleaste, y adaptarlos a la situación actual.
Sobre resignación y aceptación, te diré que es un tema de actitud. Voy a comentarte algo que leí hace tiempo. Imagina la siguiente situación: tienes una entrevista importante y decides coger el autobús para desplazarte. Cuando llegas a la parada tu autobús se está marchando y ya no te abre las puertas.
Respuesta 1).- Te puedes sentar en la parada y RESIGNARTE, te quedas ahí pensando que tienes mala suerte porque ya no llegas a la entrevista, y como «es lo que hay» no puedes hacer nada.
Respuesta 2).- ACEPTAMOS y asumimos que hemos perdido el autobús y buscamos otra forma de llegar, aunque sea tarde, como ir en metro, coger un taxi, etc. O también llamar por teléfono para intentar aplazar la entrevista.
Muchas veces empezamos por la resignación y acabamos aceptando y pensando en que podemos hacer para buscar otras opciones.
Gracias por tu aportación